RUTA POR CASTILLOS DE TERUEL
El mudéjar sigue siendo el principal emblema artístico de Teruel pero no el único. Existen otras manifestaciones históricas
fundidas en vistosos y múltiples estilos. Los castillos, entendidos como referentes estéticos legendarios, tienen una
importancia presencia en esta provincia. Estos son algunos.
Teruel atesora con satisfacción algunos de los castillos más deslumbrantes de Aragón. Por toda su geografía, de este a oeste y
de norte a sur, se reparten más de ciento veinte fortalezas, bien sean castillos, palacios, torres o recintos amurallados.
Uno de los más frecuentados es el de Albarracín, perfectamente integrado dentro del exquisito conjunto urbanístico. Justo en
el borde de la peña que rodea en buena parte este pequeño pueblo se asienta la muralla formando un inexpugnable cinturón
defensivo. En 1284, Pedro III narraba. «ofrecíanse grandes dificultades; las murallas de la ciudad eran muy altas, las torres,
de piedra de buena estofa, las puertas, de hierro con grandes y fuertes cerrojos, el sitio, muy áspero e inaccesible». Hoy, a los
pies del castillo se erige la catedral construida en el siglo XIII y tanto uno como otro merecen sin duda la pena.
En el límite fronterizo entre las comarcas de Albarracín y Calamocha se encuentra la localidad de Peracense y a escasos
kilómetros de esta el Castillo de Piedra Solez. Ocupa una superficie de 4.000 metros cuadrados y está dividido en tres
recintos. Sin duda uno de los más espectaculares de Aragón flanqueado por un inexpugnable muro de piedra rodena.
En el corazón del Bajo Aragón la localidad de Alcañíz, como cabeza de comarca, ofrece al viajero tres muestras de castillos,
por un lado el Castillo de la Concordia, también llamado de los Calatravos, la Torre del Campamento y la Torre de Gorrizo. El
primero de ellos, convertido hoy en Parador de Turismo, es sin duda el más relevante. Algunas de sus partes más
deslumbrantes son la torre del homenaje, el campanario-sacristía y la parte reconvertida en palacio aragonés del S. XVIII.
Desde Alcañíz, en dirección Castellón, a tan sólo 30 kilómetros, se encuentra el municipio de Ráfales y su céntrico castillo-
palacio. Fue construido entre los siglos XVI y XVII y responde a la estructura de una mansión señorial de tres plantas
interiores aunque hoy en día haya perdido rasgos simbólicos defensivos.
En el valle del Matarraña una de las poblaciones más espectaculares es Valderrobres cuyo castillo sigue siendo referencia
obligada. Todo el casco urbano destaca por su riqueza histórica y artística culminando con el castillo que vigila desde el alto
toda la localidad. Construido en planta poligonal, sin torres elevadas y con grandes ventanales, destaca el patio de armas
desde el que se accede a otras dependencias. Impresionante sin más.
Finalmente otra de las joyas arquitectónicas se encuentra en Mora de Rubielos, en la comarca de Gúdar- Javalambre.
Flanqueado por cuatro torres, el castillo de los Heredia presenta una planta rectangular y un patio interior de armas
descubierto que conduce a los calabozos, a las estancias nobles, caballerizas, torres y otros rincones.
Otros castillos en Teruel
Entre el Jiloca y Gallocanta: Bádenas, Pozuel del Campo y Ojos Negros.
En el Bajo Aragón: Fabara, Albalate, Fuentespalda y Monroyo.
En el Maestrazgo y Gúdar: Cantavieja, Alcalá de la Selva, El Castellar, Fortanete, Mirambel, Mosqueruela, Puertomingalvo.
Cuencas Mineras: Aliaga, Ejulve, Huesa del Común y Montalbán.
TEXTO SACADO DE REDARAGON.COM